Sueñan las pulgas con comprarse un perro,
y sueñan las gentes con salir de la realidad,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte,
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que las gentes la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
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