sábado, abril 21, 2007

La casa de las palabras

A la casa de las palabras, soñe un dia, acudían los poetas.

Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran.

Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz.

Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.

En la casa de las palabras había una mesa de los colores.

En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre o rojo vino...

chistrian

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